Reto literario para escribir: ¡Hagamos una carta!

Hola,

Tengo poco tiempo para formalidades y saludos. Solo le escribo para informar que adelanté la fecha de salida de la casa. Las razones son las mismas que le comenté las últimas veces que vino a buscar el dinero de la renta.

El tema del contrato lo podemos hablar después, para eso me comunicaré con usted tan pronto como me instale en el nuevo departamento. Sé que hay algunas cláusulas que me perjudican al salir de este modo tan… ¿imprevisto? Pero estoy dispuesto a asumir mi responsabilidad por los motivos que le he comentado en otras oportunidades.

La situación en la casa se ha vuelto insostenible, al punto de que me siento observado todo el tiempo. Si dejo la puerta de mi dormitorio entreabierta sé que hay alguien o algo ahí que me ve desde el pasillo. Pero basta que vuelva la mirada hacia ese punto para que desaparezca. A veces me ha parecido ver una ráfaga que se esfuma en un segundo detrás de la puerta.

En varias oportunidades, mientras me siento a comer la cena en la cocina, se enciende el televisor en el salón. Y ¡sorpresa! No hay nadie, no puede haber nadie porque vivo solo. Entonces, ¿cómo es eso posible?

Pero, claro, ya esto se lo he contado antes.

He tratado de ser paciente, de negociar, aunque no sé con quién o con qué hablo. ¿Cómo es posible llegar a un acuerdo con alguien o algo que parece que no quiere ni escuchar ni dialogar?

¡Si tan solo pudiéramos compartir la casa sin molestarnos el uno al otro todo sería diferente!

Mire, el otro día le hablé, intenté hacerle entender que había suficiente lugar para los dos. A fin y al cabo, “eso” parece que se siente muy a gusto en el salón y yo casi no lo uso. Con tanto trabajo en estos días (toco madera), cuando llego a casa me preparo una cena rápida, tomo una ducha y voy a dormir. ¿Cómo puede molestarle tanto eso?

En cuanto al dormitorio, bueno… hay dos y uno está desocupado. Muy bien puede estarse en el dormitorio del corredor sin necesidad de molestar en el mío. También intenté hacérselo saber, pero una vez más no hubo respuesta. ¿Qué puedo hacer frente a eso?

Ah no, espere… Sí que hubo una respuesta, pero llegó tarde, cuando ya dormía. La noche había estado bastante tranquila, de hecho. Era una noche fresca, a pesar de que este verano ha sido tan caluroso. ¿Lo ha sentido? Estoy seguro que sí.

Pero, bueno, no pretendo desviarme del tema, que ya le he dicho que tengo poco tiempo.

El hecho es que esa noche, mientras dormía, intentó abrir la puerta. La agitó con fuerza, la golpeó una y otra vez. Intentó hacer girar el pomo con persistencia, pero a estas alturas debería saber que siempre le pongo seguro.

Y todo esto fue pasado la medianoche. ¡Qué iban a pensar los vecinos! Si llega a recibir alguna queja por el ruido, me excuso de antemano porque no he sido yo. Ha sido este algo o alguien con quien comparto su casa.

He tenido bastante paciencia durante estos siete meses, pero ya no más. Necesito un lugar en el que nada ni nadie interrumpa mi descanso. Además, he pensado que tal vez todo este drama sea porque él o eso se sienta invadido. Es probable que estuviera aquí antes que yo y sólo quiere que le devuelva su privacidad y tranquilidad. Lo que significa que ambos queremos lo mismo.

Sin más que agregar, me despido. Pronto recibirá una nueva misiva para tratar lo del contrato.

¡Espere! ¡Hombre, qué ahí está de nuevo! Ahora hizo estallar los cristales de la ventana. Quiero que quede constancia de que tampoco he sido yo el causante de esto. ¡No pretenda descontármelo del depósito!